La ingeniería financiera de Trasmediterránea en Luxemburgo hace inviable su recate por la SEPI
El empresario canario Antonio Armas solicitó a la Sociedad Española de Participaciones Industriales (SEPI) una inyección económica de 120 millones de euros para reflotar la naviera Armas Trasmediterránea, con el fin de venderla luego troceada a distintos inversores.
Sin embargo, el plan de reestructuración de la deuda que Armas ha pactado con el 72% de sus acreedores hace cada vez más inviable el rescate de la naviera por parte del Fondo de Apoyo a la Solvencia de Empresas Estratégicas de la SEPI.
El fondo de rescate de la SEPI está destinado a garantizar la viabilidad de empresas que tengan su sede y principales centros de producción en España, que fueran rentables antes del 31 de diciembre de 2019 y se vieran afectadas por la crisis de la pandemia de coronavirus. La empresa rescatada debe ser al corriente, además, de sus obligaciones tributarias y no haber sido condenada por cohecho, prevaricación o malversación fondos públicos.
Hay pocas dudas de que el grupo Armas Trasmediterránea es una compañía estratégica, ya que garantiza las comunicaciones marítimas (tanto de mercancías como de pasajeros) entre la Península y las Islas Baleares y Canarias.
El plan de reestructuración pactado con los acreedores pasa por trocear la naviera, que pasará a estar controlada desde dos sociedades interpuestas en Luxemburgo, como ha informado OKDIARIO. El plan prevé que antes de marzo de 2024 la familia Armas abandonará el accionariado de la compañía.
Antonio Armas ha negociado además un canje de deuda por acciones (245 millones de euros de obligaciones negociables convertidas en patrimonio), por el cual los acreedores, entre los que se encuentran los fondos norteamericanos de capital riesgo Apollo y HPS, llegarán a poseer hasta el 65% de los derechos económicos de la compañía.
Hasta el momento de la venta, el grupo matriz seguirá teniendo su sede principal en España. Pero el hecho de que sus filiales vayan a estar controladas desde dos sociedades pantalla en Luxemburgo, que en muchos aspectos opera como un paraíso fiscal, cuestiona el cumplimiento de la primera condición establecida en el fondo de rescate de la SEPI.
Por otro lado, la intención declarada de trocear y vender la compañía antes de marzo de 2024 choca con otro de los requisitos del Fondo de Apoyo de la SEPI, dotado con 10.000 millones de euros, cuya finalidad es garantizar el futuro de las compañías españolas estratégicas. Este fondo no prevé rescatar empresas españolas en quiebra para venderlas a inversores extranjeros.
Moody’s advirtió del riesgo
La pandemia de coronavirus obligó a la naviera Armas Trasmediterránea a suspender hasta el 70% de sus líneas en Baleares, Canarias y el Estrecho durante 2020. Pero es difícil determinar si el grupo era viable antes del 31 de diciembre de 2019 –tal como exige otro de los requisitos de la SEPI–, pues aún no ha publicado sus cuentas oficiales de dicho ejercicio. En la actualidad la naviera acumula deudas que suman 796,2 millones de euros.
Ya en 2017, la Naviera Armas recurrió al endeudamiento y emitió bonos por importe de 300 millones –con vencimiento en 2024– para comprar Trasmediterránea al grupo Acciona. «La adquisición de Trasmediterranea, totalmente financiada con deuda, aumentará el apalancamiento de Naviera Armas y es una transacción transformadora que conlleva altos riesgos de ejecución», advirtió la agencia de calificación Moody’s en un informe emitido el 8 de noviembre de 2017 para valorar la operación. Su augurio se ha cumplido punto por punto.
La SEPI concede sus ayudas en forma de préstamos participativos, deuda convertible o en cualquier otro instrumento de capital, de modo que el Estado se convierte en accionista de la compañía rescatada si no puede devolver los créditos. En el caso de Trasmediterránea, la SEPI pasaría a sentarse en su consejo de administración junto a los representantes de los fondos buitre norteamericanos que han aceptado el canje de deuda por acciones.
El grupo Armas ya ha dado el primer paso para fraccionar Trasmediterránea, al firmar un acuerdo por el que vende a la naviera italiana Grimaldi cinco de sus buques, junto con las terminales y concesiones para operar entre Barcelona, Baleares y Valencia.
Aunque no ha trascendido el importe de la operación, los buques que Armas transfiere a Grimaldi (que confía empezar a operar en dichas líneas este verano) están valorados en un total de 233,5 millones de euros. Se trata del Ciudad de Palma (valorado en 52,5 millones), Ciudad de Granada (42,5 millones), Ciudad de Mahón (29,5 millones), Volcán del Teide (76,5 millones) y Volcán de Tijarafe (32,5 millones).
Los planes de Antonio Armas, dentro del plan de reestructuración de la deuda pactado con los acreedores, pasarían por vender ahora por separado las líneas marítimas del Estrecho y de Canarias.
Boluda quiere las líneas de Canarias
Las fuentes del sector consultadas por OKDIARIO señalan que el empresario valenciano Vicente Boluda –que opera la segunda mayor flota de remolcadores del mundo– ofreció a Antonio Armas comprar Trasmediterránea por un precio simbólico, a cambio de asumir toda su deuda. Armas rechazó esta oferta y siguió adelante con la negociación abierta con Grimaldi.
La naviera Balearia, que preside Adolfo Utor, también se interesó por la operación, pero se quedó sin opciones porque en caso de comprar Trasmediterránea se habría hecho con el monopolio de las comunicaciones marítimas en el archipiélago, algo que no permiten las normas europeas sobre libre competencia.
Boluda mantendría ahora el interés por comprar los buques y concesiones del grupo Armas Trasmediterránea que cubren las líneas marítimas entre las Islas Canarias y con la Península. Aunque el grupo Boluda no tiene experiencia en el sector de ferrys con pasajeros, el segmento del transporte de mercancías entre Canarias y la Península sería estratégico para su negocio.
Al empresario valenciano no le falta músculo financiero, pues hace apenas un año obtuvo un crédito sindicado de 1.000 millones de euros para cerrar la compra del operador holandés Kotug Smit Towage, con el fin de extender sus actividades al Mar del Norte.